LA LÍRICA GRIEGA: Safo, Píndaro, Anacreonte

SAFO

 Safo es la poetisa más importante y leída de la Antigüedad.

Sabemos que había más mujeres, nos han llegado sus nombres (Corina, Mirtis, Praxila, Beo, Erina...), pero sus versos desaparecieron y ya nunca podremos leerlos. 

Safo nació hacia el 650 o 600 a.C en la isla de Lesbos (origen de  la palabra “lesbiana”), donde dirigió una escuela literaria para chicas jóvenes de origen noble. Allí enseñaba poesía además de danza, música, filosofía, gimnasia y las artes del placer.
En Lesbos, a diferencia de Atenas, las mujeres disfrutaban de los mismos derechos que los hombres.
Después de su muerte, Mitilene acuñó monedas con su busto y los atenienses le erigieron una estatua en bronce, obra de Silanión.
TEMAS:
-        - Quejas amorosas dedicadas a hombres y mujeres.
-       - Sensualidad.

ESTILO. La poesía de Safo se caracteriza por:
-         -La exquisita belleza de su dicción.
-        -Su perfección formal
-        -Su intensidad
-        -Su emoción.

TRASCENCIA DE SU OBRA.
Los poemas de Safo fueron acogidos con entusiasmo desde la antigüedad. Se recitaban y se conocían en la Atenas del siglo V a.C. y más tarde, en Roma, había bustos de ella y los poetas latinos la alaban.
Ya a partir de la época alejandrina se puso de manifiesto el interés por conservar su obra e intentar descubrir nuevas partes. 
Safo ha sido probablemente la poetisa más traducida y más imitada de la antigüedad clásica. A lo largo de los siglos, autores como Platón, Catulo, Petrarca, Leopardi, Hölderlin, Lord Byron o Rilke, entre otros, han admirado su obra, considerándola una cumbre indiscutible de la poesía universal.
Pero también podemos ver esa actitud libre de una mujer componiendo poemas de amor en la literatura más cercana. Muchas son las jóvenes poetas actuales que utilizan las redes sociales para hablar abiertamente del amor. Aquí tenemos algunos ejemplos.

Vamos a leer algunos poemas de Safo:

EFECTOS DEL AMOR.
Me parece igual a un dios el hombre
que frente a ti se sienta, y tan de cerca
te escucha absorto hablarle con dulzura
y reírte con amor.
Eso, no miento, no, me sobresalta
dentro del pecho el corazón; pues cuando
te miro un solo instante, ya no puedo
decir ni una palabra.
La lengua se me hiela, y un sutil
fuego no tarda en recorrer mi piel,
mis ojos no ven nada, y el oído
me zumba, y un sudor
frío me cubre, y un temblor me agita
todo el cuerpo, y estoy, más que la hierba,
pálida, y siento que me falta poco
para quedarme muerta.

LO MÁS BELLO.
Dicen unos que un ecuestre tropel; la infantería,
Otros; y esos, que una flota de barcos resulta
Lo más bello en la oscura tierra, pero yo digo
Que es lo que uno ama.
Y es muy fácil hacerlo comprensible a cualquiera.
Pues aquella que mucho en belleza aventajaba
A todos los humanos, Helena, a su esposo,
Un príncipe ilustre,
Lo abandonó y marchose navegando hacia Troya,
Sin acordarse ni de su hija ni de sus padres
En absoluto, sino que la sedujo Cipris.

También a mí ahora a mi Anactoria ausente
Me has recordado.
Cómo preferiría yo el amable paso de ella
Y el claro resplandor de su rostro ver ahora
A los carros de guerra de los lidios en armas
Marchando al combate.

PÍNDARO

PÍNDARO es el máximo representante de la poesía griega coral, es decir, poemas concebidos para ser cantados por un coro. Es principalmente el cantor de los ganadores de las competiciones atléticas,  entre ellas, los juegos olímpicos (celebrados en Olimpia). Sus versos ofrecían datos del atleta, de la prueba, y también una recreación mítica y una conclusión de carácter moral.

Este poema está dedicado a Olimpia:

Si los juegos deportivos proclamar
deseas, corazón mío,
ni trates tú ya de contemplar
en pleno día astro luminoso, a través del éter yermo,


más cálido que el sol,
ni nosotros un certamen superior al de Olimpia cantaremos, lugar de donde procede el himno, por muchos entonado,
que envuelve el ingenio de los poetas...

ANACREONTE

Anacreonte nació en la segunda mitad del siglo VI a.C. Fue un poeta profesional que alegraba las fiestas y el ocio de los príncipes y reyes. Se conserva solo parte de sus cinco libros de himnos, elegías y cantos eróticos. 
Su poesía es graciosa, intrascendente y fácil, y sus temas son la juventud, el amor y los goces de la vida.
Ha dado nombre a la llamada poesía anacreóntica, que trata sus mismos temas. En España le han imitado escritores de la categoría de Quevedo o Meléndez Valdés.

Aquí tenéis un poema de Anacreonte:

 Nací mortal al mundo
para que de la vida
trillase los senderos
de no pisadas vías.
Bien sé lo que he vivido,
mas no lo que podría.
Pues, hola, huid, cuidados,
y no me agüéis las dichas;
que a fe que he de alegrarme
antes que llegue el día,
bebiendo, retozando
y sazonando risa.

Este otro es de Meléndez Valdés (poeta del siglo XVIII español):

 Si es forzoso, Belisa,
morir, y nadie puede,
por mucho que la tema,
librarse de la muerte,
ni conocer tampoco
lo que después sucede
ni dónde nos quedamos
ni quién allá nos tiene,
   agora que vivimos,
gocemos los placeres,
los gustos y delicias
que Venus nos ofrece.


Podemos identificar en ambos varios tópicos literarios: ITER VITAE, CARPE DIEM


En cuanto a Quevedo, ya en su época era conocido como el Anacreonte español. Así lo dice Góngora con fines sarcásticos:

Anacreonte español, no hay quien os tope,
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope.
¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?
Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego.

No obstante, este calificativo se lo debe a gran parte de sus sonetos amorosos, como este (cargado además de referencias mitológicas):

EFECTOS VARIOS DE SU CORAZÓN, FLUCTUANDO EN LAS ONDAS DE LOS CABELLOS DE LISIS

En crespa tempestad del oro undoso
nada golfos de luz ardiente y pura
mi corazón, sediento de hermosura,
si el cabello deslazas generoso.

Leandro, en mar de fuego proceloso,
su amor ostenta, su vivir apura;
Ícaro, en senda de oro mal segura,
arde sus alas por morir glorioso.

Con pretensión de Fénix encendidas
sus esperanzas, que difuntas lloro,
intenta que su muerte engendre vidas.

Avaro y rico, y pobre, en el tesoro
el castigo y la hambre imita a Midas,
Tántalo en fugitiva fuente de oro.

NOTAS.
Leandro: joven que atravesaba cada noche el Helesponto, a nado, para visitar a su amada; una noche se ahogó.
Ícaro: hijo de Dédalo, arquitecto del laberinto de Creta, del cual ambos se escaparon utilizando unas alas de plumas pegadas con cera, inventadas por el padre. Desobedeciendo a su padre, Ícaro voló demasiado cerca del sol, cuyo calor le despegó las alas, por lo que el joven cayó al mar y murió.
Fénix: pájaro fantástico, de cuyas cenizas renacía él mismo.
Midas: rey de Frigia que tenía el don de convertir todo lo que tocara en oro. Sin embargo, sufrió hambre debido a que toda la comida que tocaba se convertía en oro.
Tántalo: personaje que por una ofensa a los dioses, fue condenado a sufrir hambre y sed incesantes (le pusieron en una fuente rodeada de árboles cargados de fruto, pero cada vez que se inclinaba a beber, el agua bajaba hasta el suelo, y cada vez que alzaba la mano a las frutas, el viento levantaba las ramas y las ponía fuera de su alcance)


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