TEXTOS PARA COMENTAR

 

  1. Redacta la CONTEXTUALIZACIÓN de cada uno de los siguientes fragmentos.

  2. Señala los rasgos propios de la obra, del autor, del género (subgénero, si es el caso), período, tendencia, etc., que encuentres en ellos. Añade cuantos datos de cualquier índole te parezcan oportunos (tópicos, relación con otras obras o autores, relación con ideas filosóficas, hechos históricos…). Te ofrezco unas orientaciones en cada texto, pero son solo eso, orientaciones. No es lo único de lo que puedes hablar.


  • Lo ideal sería que también redactaras el comentario, pero, si no te da tiempo a hacerlos todos, intenta, al menos anotar todos los rasgos que aprecies.


TEXTO 1

Orientaciones: fíjate en qué tipos humanos representan aquí los personajes y relaciónalos con las ideas filosóficas del movimiento al que pertenece el texto, en el punto de vista (tipo de narrador), género y subgénero (relevancia de su elección)…


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Cuando comenzó a manifestarse el buen tiempo, y como el deseo de ejecutar mis planes creciera con él, diariamente hacía yo preparativos de viaje; lo primero fue almacenar cantidad suficiente de provisiones, calculando que nos alcanzaran para la travesía. Una semana o quince días más tarde esperaba derribar el dique y poner a flote la embarcación.

Una mañana me ocupaba en estas tareas, cuando se me ocurrió llamar a Viernes y mandarlo a que fuera a la costa en busca de una tortuga, cosa que hacíamos generalmente una vez por semana para comer su carne y los huevos. No llevaba Viernes mucho tiempo ausente cuando lo vi volver corriendo y saltar el vallado como uno que no toca el suelo con los pies. Antes que hubiera podido hablarle, gritó:

¡Oh amo, amo! ¡Desgracia! ¡Pena!

¿Qué te ocurre, Viernes?

¡Allá, allá! —exclamó—. ¡Una, dos, tres canoas! ¡Una, dos, tres!

Por su manera de expresarse deduje que eran seis canoas, pero al interrogarlo vi que sólo eran tres.

Bueno, Viernes —le dije—, no te asustes.

Traté de animarlo lo mejor posible, pero me di cuenta de que el pobre muchacho estaba mortalmente aterrado. Parecía convencido de que los salvajes venían exclusivamente en su busca, dispuestos a descuartizarlo y a comérselo; temblaba de tal manera que no sabía qué hacer con él. Traté de conformarlo y le dije que también yo estaba en peligro, ya que si nos capturaban sería igualmente devorado.

Por eso, Viernes —agregué—, tenemos que resolvernos a pelear. ¿Sabes tú pelear?

Yo tirar —dijo él—, pero ellos venir gran número.

Eso no importa, Viernes; nuestras escopetas asustarán a los que no hieran.

Le pregunté entonces si estaba dispuesto a defenderme como yo a él, y si permanecería a mi lado obedeciendo las órdenes que le diera.

Yo morir cuando vos mandar —dijo.

Daniel Defoe, Robinson Crusoe



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